jueves, 30 de agosto de 2012

"Las mariposas no mueren, no se oxidan" Por Mario Saúl Moctezuma Salgado


Las mariposas no mueren, no se oxidan. Las mariposas viven en nuestros estómagos. Nacen, crecen, se desarrollan, se activan, descansan, hibernan… e inesperadamente se despabilan y vuelven a “despertar”. Pero no mueren ni se oxidan. Algunas nacen en un segundo siendo ya mariposas, otras tardan muchos años en cumplir toda la tarea de su metamorfosis. Algunas simplemente caminan sobre nuestras paredes de carne mientras vivimos, otras más aletean todo el tiempo sin levantar el vuelo. Muchas de ellas vuelan sin descanso hasta que dejamos de respirar. Algunas más nos acompañan a la otra vida… siempre fieles. Cuando recordamos a una mariposa nuestra que está en hibernación, automáticamente la “despertamos” y vuelve a aletear, y esos simples aleteos nos agitan en tremendos cataclismos de pasión o nos sumergen en remansos de paz y felicidad: eso nos hace humanos y mantiene a nuestra especie a salvo: si no tuviéramos mariposas en el estómago, nada seríamos…
Mario Saúl Moctezuma Salgado.

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