jueves, 16 de agosto de 2012

"ANGÉLICA Y LA MARIPOSA" Por Roxana Rosado.

<< Angélica solo pensaba en una cosa. Estaba furiosa porque  no tenía para pagar sus deudas, estaban a punto de cortarle la luz, se había quedado sin teléfono y además, había perdido las llaves. Con alguien tenía que desquitarse. Entró por la ventana y al ver la mariposa en la mesa, solo pensó en descargar su frustración por todas las tragedias que tenía en su vida. Así que, con todas sus fuerzas, aventó el periódico a matar. Cuando lo levantó, no había nada. Ni rastro del bicho –pensó-. Siguió con sus deberes tratando de olvidar. En la casa de enfrente, un  niño enfermo de cáncer miraba el jardín. Incapaz de ponerse de pie por la debilidad, se contentaba con mirar el exterior a través de la ventana y soñar con que pronto estaría corriendo nuevamente. El tratamiento lo debilitaba y últimamente era difícil sacarle una sonrisa. Simplemente no había forma. Le llamó a su amiga para invitarla a tomar un café y platicar un poco porque casi no podía salir. Angélica aceptó la invitación y tomando el duplicado de las llaves salió con unas galletas en la mano. Ambas amigas se saludaron y platicaron animosamente. Luisito seguía serio, adolorido y triste. Pero de pronto, se escuchó una risa. La mamá del pequeño sonrió y dijo –creo que por fin mi hijo ha encontrado algo que lo hace feliz-. Se levantaron del sofá y, sigilosamente, caminaron hasta la otra habitación. Y ahí estaba. Reía feliz. Por un momento se había olvidado del dolor, de la silla de ruedas y de su enfermedad. Posada sobre su mano estaba una mariposa multicolor, moviendo sus alas. Angélica bajó la mirada avergonzada y comprendió que todo lo que uno hace tiene un efecto en los demás. Al levantar la cara, sonreía. Sus problemas pronto pasarían. No eran nada comparados con la enfermedad de Luisito, quien, olvidándose de su problema, se reía al contemplar al animalito. >> Roxana Rosado

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